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miércoles, 14 de marzo de 2012

Camino a la ciudad La migración urbana es un fenómeno irreversible y, antes de 2050, siete de cada 10 personas vivirán en las ciudades, pero no todos tendrán acceso a los servicios básicos, según el informe de la Unicef.


Las cifras son descomunales y su desconocimiento, catastrófico. La población urbana mundial aumenta en cerca de 60 millones de personas por año. En 2050, siete de cada 10 habitantes estarán en las ciudades.


Más de la mitad de la población del planeta, entre ella no menos de 1.000 millones de niños, ahora habita en las grandes urbes, pero el acceso a los servicios básicos para mejorar su calidad de vida será cada vez más difícil de lograr.


Ese dramático panorama está reflejado en el último informe mundial del Programa de las Naciones Unidas para la Infancia, "Niñas y niños en un mundo urbano, 2012".


La principal conclusión del estudio es tan real como definitiva: la migración hacia las ciudades es un hecho irreversible, pero la mayoría de los gobiernos no están preparados para enfrentarla.


La otrora romántica imagen del joven que va a la gran ciudad a "prepararse" para triunfar ha dado paso a una foto que, con algunos tonos y dramatismos más nítidos, es muy parecida en todas partes: desplazamientos masivos, tugurización de las ciudades, violencia, prostitución, enfermedades y desastres naturales.


Aunque esa situación es más propia de muchas regiones de África y Asia, donde además se dan las mayores concentraciones de población urbana, el fenómeno es cada vez más latente en América Latina y el Caribe.


El caso de Colombia, según el informe, no deja de ser paradójico. Nuestro país es uno de los cuatro países más poblados de la región y tiene las tres ciudades más desiguales de Suramérica: Bogotá, Barranquilla y Cali, donde la disparidad en los ingresos hace evidente la brecha entre ricos y pobres.


Pero también, Colombia ha logrado los mayores índices de mejoramiento en la calidad de vida de las personas que estaban en condición de pobreza extrema y, junto a Argentina, tiene un récord positivo de acceso a vivienda digna y cubrimiento de servicios públicos, como agua potable y saneamiento básico. Las coberturas en educación y salud están en promedios superiores al 85 por ciento.


Actualmente el 46 por ciento de la población colombiana se encuentra en condición de pobreza y el 16 por ciento en condición de pobreza extrema.


No obstante, el informe de Unicef sobre Colombia llama la atención en uno de los aspectos más determinantes en la vida de un niño: su nutrición. Según los estudios, el 13 por ciento de los niños entre 0 y cinco años presenta severos problemas de desnutrición.


Un dato preocupante, pues esa edad es determinante en el desarrollo de las capacidades cognitivas del niño y, por ende, en su futuro.


En medio de los claroscuros del informe, Unicef ofrece muchas luces en relación con lo que los gobiernos deberían hacer para enfrentar tan dramática realidad.


Primero, no seguir pensando el desarrollo económico y social sin tener en cuenta a los niños. Segundo, recoger y procesar información precisa y real sobre el estado de la infancia y, con ella, trazar las políticas públicas para garantizarle el acceso a una vida digna.


De ahí la importancia de articular las políticas públicas del orden nacional, departamental y local, para enfrentar semejante desafío.


De lo contrario, las grandes ciudades, esas que una vez hicieron soñar a miles de jóvenes, se convertirán en un gigantesco habitáculo de frustraciones, violencia y descomposición social. Y, aún peor, con los niños como injustos protagonistas.

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