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viernes, 30 de marzo de 2012

Desafío inmigrante a la banca en España por los desahucios

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Cada martes por la noche, decenas de propietarios de viviendas que no pueden pagar sus hipotecas se reúnen en un hacinado centro comunitario cerca de la principal plaza de toros de Madrid para discutir la estrategia a seguir para luchar contra sus bancos.
Los recién llegados, muchos inmigrantes procedentes de Sudamérica, hablan por turnos sobre lo cerca que están del desahucio. Hablan de perder sus puestos de trabajo, de no pagar sus préstamos y de recibir la notificación judicial de que falta poco para que les echen.
Los veteranos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca dicen a los recién llegados que probablemente perderán sus casas, pero también proporcionan asistencia legal y psicológica a los que están dispuestos a abandonarla a cambio de que el banco les perdone el préstamo.
Los desahucios, hasta 200 al día, se han convertido en un símbolo de la crisis económica de España, que comenzó hace cinco años cuando el hundimiento del mercado inmobiliario y de la construcción dejó a millones de personas sin trabajo.
Sin embargo, la plataforma ha conseguido suspender o retrasar decenas de procesos en los últimos seis meses mediante la organización de protestas frente a casas cuya hipoteca ha sido ejecutada y ayudando a la gente a negociar con sus bancos.
La campaña Stop Desahucios ha generado una ola de rebeldía contra los bancos y el nuevo Gobierno ha prometido ahora dar un respiro a hipotecados que recibieron préstamos con durante un largo 'boom' inmobiliario.
Muchos miembros de la Plataforma son ecuatorianos que vinieron a España a finales de la década de 1990 y principios de la de 2000 para trabajar en la industria de la construcción, sin darse cuenta de que la burbuja estaba a punto de explotar.
Cuando llegó el día del desahucio de Patricia Tapia en febrero, llevó a sus hijos a la guardería y esperó en su apartamento a un agente judicial. Ecuatoriana de 28 años, se le había acabado el paro y dejó de pagar la hipoteca hace cuatro años.
Frente a su bloque de pisos de ladrillo en el este de Madrid, un grupo de cámaras grabó a un centenar de manifestantes que se enfrentaron a equipos antidisturbios y gritaron consignas contra los bancos por desahuciar a deudores sin trabajo.
Cuando llegaron el funcionario judicial y un representante del banco, Patricia, con la ayuda de un psicólogo voluntario, les convenció de que le dieran un respiro de 45 días con el que espera ganar tiempo para beneficiarse de las nuevas normas del Gobierno.
DINERO FÁCIL
Una década de bajos tipos de interés alimentó la burbuja inmobiliaria. Después de que el mercado se desplomara en 2007-2008, cientos de miles de personas se vieron debiendo más de lo que valía su casa. Al mismo tiempo, los tipos de interés subieron y los pagos mensuales de hipotecas a tipo variable se dispararon.
Los desahucios de los que no pueden pagar su hipoteca casi se duplicaron a unos 50.000 el año pasado en España, desde los 27.000 en 2008, a medida que el desempleo crecía hasta el 23 por ciento, según el Consejo General del Poder Judicial.
Inmigrantes de bajos ingresos como Patricia se vieron particularmente afectados. Cuando perdieron sus puestos de trabajo no tenían forma de pagar las hipotecas de unas casas que eran imposibles de vender. Los precios llevan cuatro años cayendo sin final a la vista.
No tenían idea de dónde se estaban metiendo, dijo Rafael Mayoral, un abogado que ayuda a los hipotecados.
Mayoral dice que bancos e intermediarios hipotecarios tenían como objetivo la comunidad ecuatoriana, que se disparó durante el 'boom' para llegar a ser la tercera en España después de rumanos y marroquíes, en una cifra estimada de 400.000.
A principios de la década de 2000, era más fácil para un inmigrante pobre comprar que alquilar una casa. Los caseros en España suelen pedir un aval de 6 meses o incluso un año de alquiler, mientras algunos bancos ofrecían préstamos para viviendas sin cuota inicial.
Muchos ecuatorianos también sintieron la presión porque tenían que demostrar que tenían una vivienda en las solicitudes de inmigración para traer a su familia desde Sudamérica.
Surgieron intermediarios hipotecarios o "chiringuitos" que creaban pequeños negocios haciéndose pasar por grupos con fines no lucrativos que ayudaban a los inmigrantes.
"La gestión del riesgo era cero. Daban préstamos por todo", dijo José Antonio García Rubio, secretario de economía y trabajo de Izquierda Unida, un partido político minoritario que presentó una iniciativa al Congreso para cambiar las normas hipotecarias para obligar a los bancos a alquilar las casas a los parados que no pudieran pagar sus hipotecas.
"Les daban demasiadas facilidades. Era una seducción, era una persecución, fueron embaucados," dijo Aminta Buenaño, embajadora de Ecuador en España, que ha creado un programa gratuito de ayuda para lo que estima son 15.000 familias ecuatorianas con problemas con sus bancos.
Tapia dijo que ella y su ex pareja ganaban unos 3.600 euros al mes juntos cuando recibieron una hipoteca de 285.000 euros. Entonces ella perdió su trabajo en un servicio de mensajería en 2008 y el trabajo de su ex pareja en jardinería se evaporó. Los ingresos de Tapia cayeron a 400 euros de su prestación por desempleo.
Su prestamista, Bankia, una de las entidades financieras españolas más afectadas por préstamos inmobiliarios de dudoso cobro, la llevó a la justicia y se quedó con la vivienda.
El banco tendrá dificultades para deshacerse de ella en un moribundo mercado inmobiliario y si no se vende, Tapia seguirá debiendo toda la hipoteca. Si se vende a los precios muy rebajados de hoy, Tapia deberá la diferencia.
"La vivienda es suya. Solo espero por lo menos quedarme sin la deuda. Es un peso muy grande. Si en el futuro encuentro un trabajo ellos (el banco) se quedarían con parte de mi sueldo," dijo Tapia.
Un portavoz de Bankia dijo que no habían estado involucrados en préstamos excesivamente agresivos, pero reconoció que había habido un período de crédito fácil impulsado por expectativas de la bonanza continuaría.
Un portavoz del Banco de España dijo que el regulador nunca había visto la necesidad de investigar si los bancos habían participado en préstamos abusivos. "Lo que el banco central supervisa es la solvencia de los bancos", dijo.
Pero cuando el polvo se asentó tras el desplome del mercado inmobiliario, los bancos del país se quedaron con decenas de miles de millones de euros de deudas incobrables y propiedades sin valor, y cinco han tenido que ser rescatado por el Gobierno.
Mayoral, a menudo trabajando gratis, ha presentado varios casos de fraude contra intermediarios y bancos. Una demanda llevó a la detención e imputación de un intermediario de hipotecas.
Ahora un juez está investigando si el intermediario constituyó de forma ilegal garantías cruzadas, en las que dos inmigrantes con bajos ingresos compraban viviendas y cada casa era utilizada como aval del otro préstamo.
CULPA COMPARTIDA
Aunque no ha habido una investigación sistemática de las prácticas hipotecarias en España, la alarma pública sobre los desahucios hizo que el nuevo Gobierno del Partido Popular tomara medidas.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, pidió recientemente a los bancos que perdonaran la deuda hipotecaria de las propiedades de valor inferior a 200.000 euros y cuando todos los miembros de la familia estuvieran en paro.
La mayoría de los bancos españoles han dicho que respetarán el nuevo código. Bankia y otros dos grandes bancos, Santander (Madrid: SAN.MC - noticias) y BBVA (Madrid: BBVA.MC - noticias) dijeron que ya han renegociado miles de préstamos para familias en dificultades, dándoles tiempo para pagar los préstamos.
El grupo de consumidores ADICAE dice que las medidas de De Guindos no van lo suficientemente lejos y pide una profunda reforma de las leyes hipotecarias.
Pero Carlos Baños, cuya Asociación de Afectados por Embargos y Subastas (AFES) les ayuda a negociar con sus bancos, dice que una nueva ley que permita a la gente entregar las llaves al banco sin sanciones podría desencadenar una peligrosa oleada de impagos.
"Los bancos tienen gran parte de la culpa, pero los ciudadanos saben que también comparten parte de la culpa. Yo le digo a mis clientes que aprendan de esto, no hay que endeudarse más allá de tus posibilidades. Todo el mundo se compraba una casa, incluso la gente que no debería", declaró.
El apetito bancario por las ejecuciones hipotecarias puede estar en decadencia porque los bancos están sobrecargados con propiedades embargadas sobre las que han tenido que reconocer enormes pérdidas. Además, los procesos de ejecuciones hipotecarias son caros para los bancos y los tribunales tienen muchísimos casos pendientes.
AVALISTAS ATRAPADOS
Javier Chicaiza, de 28 años, otro inmigrante ecuatoriano activo en la Plataforma, dijo que Bankia le perdonó su hipoteca de 243.000 euros después de que su mujer perdiera su trabajo y él dejara el suyo para poder negociar con el banco.
Pero sus problemas no se han acabado porque la hipoteca de su hermano ésta siendo ejecutada y él era un avalista de la misma.
Miembros de la Plataforma se reúnen una vez a la semana para realizar visitas masivas a sucursales bancarias para presentar solicitudes de perdón de deuda.
Isabel Lascano y otros 30 miembros de la Plataforma se reunieron en la céntrica Puerta del Sol (Milan: SOL.MI - noticias) de Madrid recientemente y fueron juntos a entregar unos documentos a Bankia.
Tanto Lascano, de 30 años, como su marido están en paro, y dejaron de pagar su hipoteca hace un año. Su hipoteca está siendo ahora ejecutada. Ella está desesperada por que Bankia acepte su petición y perdone su deuda, porque sus primos, que le avalaron el préstamo, tienen ahora un punto negro en su calificación de crédito y han tenido que cancelar sus tarjetas de crédito.
A Lascano le gustaría huir con su familia a Ecuador, pero no quiere dejar a sus primos en la estacada.
"Lo que sí me duele es por ellos porque ellos en su momento me hicieron un favor y ahora están pagando (las consecuencias)" dijo Lascano.
/Por Fiona Ortiz/

miércoles, 14 de marzo de 2012

Camino a la ciudad La migración urbana es un fenómeno irreversible y, antes de 2050, siete de cada 10 personas vivirán en las ciudades, pero no todos tendrán acceso a los servicios básicos, según el informe de la Unicef.


Las cifras son descomunales y su desconocimiento, catastrófico. La población urbana mundial aumenta en cerca de 60 millones de personas por año. En 2050, siete de cada 10 habitantes estarán en las ciudades.


Más de la mitad de la población del planeta, entre ella no menos de 1.000 millones de niños, ahora habita en las grandes urbes, pero el acceso a los servicios básicos para mejorar su calidad de vida será cada vez más difícil de lograr.


Ese dramático panorama está reflejado en el último informe mundial del Programa de las Naciones Unidas para la Infancia, "Niñas y niños en un mundo urbano, 2012".


La principal conclusión del estudio es tan real como definitiva: la migración hacia las ciudades es un hecho irreversible, pero la mayoría de los gobiernos no están preparados para enfrentarla.


La otrora romántica imagen del joven que va a la gran ciudad a "prepararse" para triunfar ha dado paso a una foto que, con algunos tonos y dramatismos más nítidos, es muy parecida en todas partes: desplazamientos masivos, tugurización de las ciudades, violencia, prostitución, enfermedades y desastres naturales.


Aunque esa situación es más propia de muchas regiones de África y Asia, donde además se dan las mayores concentraciones de población urbana, el fenómeno es cada vez más latente en América Latina y el Caribe.


El caso de Colombia, según el informe, no deja de ser paradójico. Nuestro país es uno de los cuatro países más poblados de la región y tiene las tres ciudades más desiguales de Suramérica: Bogotá, Barranquilla y Cali, donde la disparidad en los ingresos hace evidente la brecha entre ricos y pobres.


Pero también, Colombia ha logrado los mayores índices de mejoramiento en la calidad de vida de las personas que estaban en condición de pobreza extrema y, junto a Argentina, tiene un récord positivo de acceso a vivienda digna y cubrimiento de servicios públicos, como agua potable y saneamiento básico. Las coberturas en educación y salud están en promedios superiores al 85 por ciento.


Actualmente el 46 por ciento de la población colombiana se encuentra en condición de pobreza y el 16 por ciento en condición de pobreza extrema.


No obstante, el informe de Unicef sobre Colombia llama la atención en uno de los aspectos más determinantes en la vida de un niño: su nutrición. Según los estudios, el 13 por ciento de los niños entre 0 y cinco años presenta severos problemas de desnutrición.


Un dato preocupante, pues esa edad es determinante en el desarrollo de las capacidades cognitivas del niño y, por ende, en su futuro.


En medio de los claroscuros del informe, Unicef ofrece muchas luces en relación con lo que los gobiernos deberían hacer para enfrentar tan dramática realidad.


Primero, no seguir pensando el desarrollo económico y social sin tener en cuenta a los niños. Segundo, recoger y procesar información precisa y real sobre el estado de la infancia y, con ella, trazar las políticas públicas para garantizarle el acceso a una vida digna.


De ahí la importancia de articular las políticas públicas del orden nacional, departamental y local, para enfrentar semejante desafío.


De lo contrario, las grandes ciudades, esas que una vez hicieron soñar a miles de jóvenes, se convertirán en un gigantesco habitáculo de frustraciones, violencia y descomposición social. Y, aún peor, con los niños como injustos protagonistas.
http://aeronoticias.com.pe/noticiero/index.php?option=com_content&view=article&id=25267:alemania-se-cierra-a-desocupados-espanoles-y-griegos&catid=80:mundo

El drama de los que buscaron fortuna afuera y regresaron por la crisis

El retorno de los emigrantes fallidos
Algunos miembros de la fundación Deimir, de Cali, conformada por retornados de distintos países.

Buscaron fortuna en otros países, pero el 'tsunami' de la crisis los trajo de vuelta a Colombia.

Lo que por años intentaron las restrictivas leyes migratorias de países como Estados Unidos y España lo logró, en un lustro, la crisis económica: que los emigrantes vuelvan a casa. Si la década pasada se caracterizó por un éxodo histórico de colombianos, los primeros años de esta han estado marcados por el retorno.
Aunque el Ministerio de Relaciones Exteriores -responsable de la política migratoria- no tiene un censo oficial de 'retornados', entidades como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la ONG América, España, Solidaridad y Cooperación (Aesco) reconocen que el fenómeno es creciente. Aesco asegura que solo en Risaralda, cuna histórica de emigrantes, han regresado unos 40.000 en los últimos tres años.
Hasta esta semana, 2.580 colombianos se habían acogido al Plan de Retorno Voluntario lanzado por España a finales del 2009, según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. El trato consiste en que el Gobierno les abona una prestación por desempleo, que oscila entre 500 y 20.000 euros (según el tiempo y la cuantía de su cotización a la Seguridad Social), y les da el pasaje aéreo de vuelta.
La oferta es tentadora si se tiene en cuenta que en ese país los desempleados suman cinco millones y que una cuarta parte de ellos son inmigrantes. La cifra de beneficiarios, sin embargo, representa un mínimo porcentaje de los que retornan, ya que la gran mayoría lo hace por sus propios medios, al no cumplir los requisitos para acogerse al programa.
Pese a las dificultades para contar a los 'retornados', varios estudios se han ocupado de las razones de su regreso y de su situación. La OIM publicó en el 2010 un retrato promedio, basado en encuestas a personas que acudieron al programa Bienvenido a Casa, de la Cancillería y la Alcaldía de Bogotá. La investigación arrojó que el 'retornado' es un varón entre los 41 y los 50 años, que regresó por las dificultades económicas de su país de acogida y cuya necesidad más apremiante en Colombia es el empleo.
Un estudio posterior, realizado por la Universidad Javeriana, añadió otro rasgo clave: tienen un nivel educativo alto. El 31,9 por ciento hizo toda la universidad; el 30 por ciento, secundaria, y el 15,5 por ciento, estudios técnicos o tecnológicos.
"Hay particularidades interesantes -explica el especialista en migraciones de la OIM Samir Puerta-. Los que han llegado de EE. UU., por ejemplo, no esperaron a quedarse sin plata antes de volver, lo que les ha permitido iniciar actividades productivas más fácilmente. Los de España, en cambio, llegan sin ahorros. Se los gastaron esperando que la crisis pasara".
Giros que ya no llegan
Esa es, precisamente, la primera consecuencia económica del retorno. Según datos del Banco de la República, desde el 2008, cuando las remesas alcanzaron un pico histórico de más de 4.800 millones de dólares, la cifra ha venido cayendo hasta llegar a poco más de 4.000 millones en el 2010.
Si la tendencia se mantiene, los expertos auguran años difíciles para regiones donde los giros son la locomotora económica. Un ejemplo es Risaralda, departamento que tiene en el exterior al 28 por ciento de sus 860.000 ciudadanos. Estos emigrantes enviaron a sus familias en Colombia 509,8 millones de dólares en el 2010, una cifra que es casi cuatro veces el presupuesto anual del departamento.
"No hay una caída muy dramática de las remesas, lo que refleja que los emigrantes que aguantan en sus países de acogida se están apretando cada vez más el cinturón para no sacrificar los giros", afirma un portavoz de la Dirección de Asuntos Migratorios de la Cancillería.
Apretarse el cinturón supone, obviamente, aumentar sus niveles de precariedad, según reconoce el mismo funcionario, quien afirma que muchos colombianos están recurriendo a prácticas extremas, como las 'camas calientes'. "Son dormitorios compartidos por varios inmigrantes que trabajan en horarios diferentes y que se turnan el uso de la cama", explica.
Pero ¿hasta cuándo aguantarán? Esta es la pregunta que se están haciendo los expertos en el tema migratorio, quienes aseguran que un retorno masivo podría generar graves desajustes económicos y sociales.
"Es una bomba de tiempo -afirma Carlos Arley Orozco, director del Comité de Investigaciones de Aesco-. Si tienes casi cinco millones de personas en el exterior, que envían dinero a cambio de nada, pero que de un momento a otro no solo empiezan a dejar de enviarlo sino que se convierten en una carga, puede ser dramático".
Volver, ¿para qué?
Este escenario empieza a preocupar al Gobierno. La Política Integral Migratoria aprobada en el 2010 definió por primera vez un plan de acción para atender a los que vuelven. Este contempla, entre otras cosas, establecer cuántos están llegando, ya que, según reconoce la Cancillería, los registros de entradas y salidas del país del antiguo DAS no lo han permitido.
Desde mediados del 2009 funcionan también los Centros de Recepción y Orientación de Retornados (Crore), con oficinas en Bogotá, Risaralda, Norte de Santander y Valle. En ellos -que han atendido a más de 2.000 personas desde mediados del 2009- los migrantes reciben asesoría para temas que van desde cómo abrir una cuenta bancaria hasta cómo traer su menaje desde el exterior.
Sin embargo, los 'retornados' reclaman subvenciones y créditos blandos para emprender proyectos productivos, ya que la mayoría no cuenta con historial crediticio.
El Gobierno hizo un primer intento a finales del 2010, cuando abrió una convocatoria para que pudieran acceder a una línea de créditos blandos de Bancóldex. Pero el sistema financiero no aceptó las condiciones, que le parecieron riesgosas, y muchos solicitantes se quedaron esperando los desembolsos.
"Ahora estamos buscando intermediarios que puedan respaldar esas deudas, como las cajas de compensación o el Fondo Nacional de Garantías", aseguran fuentes de la Cancillería.
Mientras se liberan los recursos, los 'retornados' se organizan por su cuenta. Ya hay al menos 15 asociaciones cuyos miembros se reúnen periódicamente para ayudarse entre ellos. Una de ellas es la fundación para el Desarrollo e Integración del Inmigrante Retornado (Deimir), que funciona en Cali desde agosto. "Somos unas 30 personas con tres cosas en común: sin ingresos, sin trabajo y sin ahorros -afirma Óscar Aguilar, uno de sus fundadores-. Pero también tenemos en común muchos años de experiencia, que podrían ser aprovechados".
Luz Stella Ríos'Aguanté pensando que la crisis iba a pasar'
Aferrada a la idea de que no hay mal que dure cien años, Luz Stella Ríos defendió con uñas y dientes el negocio que había logrado montar en Madrid tras más de 10 años de trabajo duro: un locutorio, que es como llaman allí a los cibercafés. Pero la crisis se llevó su pequeña empresa por delante y la trajo de vuelta a Pereira, casi que con lo puesto.
"Nunca pensé en emigrar a España -recuerda-. Trabajaba como administrativa en una academia de moda y un día atendí a una colombiana que vivía en Madrid. Entre ella y una amiga pereirana que tenía en España me despertaron el interés y en 20 días armé viaje".
A finales de 1997, en la antesala del boom migratorio hacia España, se fue como turista, aprovechando que no existía el requerimiento de visa, y se quedó. A las dos semanas, consiguió un trabajo cuidando a un anciano y a los pocos meses ya tenía la 'hoja rosa', el documento previo a la residencia.
Con una mezcla de suerte y esfuerzo, todo empezó a ir como la seda. Tres años después de su llegada, consiguió la licencia para administrar un quiosco de helados; luego comenzó a distribuir tarjetas telefónicas para llamadas a larga distancia y finalmente se asoció con una amiga para montar el locutorio. "Cada una nos sacábamos un sueldo de 1.500 euros y nos quedaba para ahorrar", recuerda.
Pero en el 2007 se vieron las primeras señales de alarma. Los inmigrantes llamaban menos y los giros menguaban en monto y frecuencia. "Me apreté el cinturón: trabajaba 18 horas al día; dejé de enviar dinero y empecé a cubrir el agujero con los ahorros que había generado el negocio... Aguanté pensando que la crisis iba a pasar, pero nunca ocurrió".
La agonía duró hasta finales del 2010, cuando decidió echar el cierre y retornar. Un año después, el balance es desolador. "De la pensión de mi papá vivimos mi mamá, mi hijo y yo -explica-. Hace unos meses acudí a una fundación para pedir un préstamo de 2 millones de pesos con el fin de montar un cibercafé, pero me lo negaron. Y no los culpo; yo en Colombia no soy nadie".
Ahora está entusiasmada haciendo cursos de Internet y de inglés en el Sena, con la idea de meterle el diente al sector turístico del Eje Cafetero, porque sabe que a sus 55 años ninguna empresa le va a dar trabajo. "No es fácil, pero me resisto a pensar que el sueño que logré en un país extraño, no pueda realizarlo donde nací".
Óscar Aguilar'Ahora que no enviamos remesas se nos ignora'
En los últimos 15 años, el arquitecto Óscar Aguilar ha sobrevivido a dos crisis hipotecarias. La primera lo sorprendió en Bogotá, a finales de los 90. Trabajaba en una entidad financiera, en el área de aprobaciones de créditos para constructores, cuando el crash del Upac devastó el sistema. Desempleado, buscó refugio en Nueva York, donde vivía un hermano suyo. Muy pronto se enganchó a una firma constructora, primero como diseñador y luego como contratista. Sin darse cuenta, se estaba metiendo otra vez en la boca del lobo, pues un par de años después estallaría la crisis de las hipotecas de riesgo en EE. UU.
"Comencé a sentir la presión entre el 2006 y el 2007 -recuerda-. Por un lado, los sueldos del sector se vinieron a pique y, por otro, comenzó la persecución a los ilegales". De ganar 40 dólares la hora pasó, en un lapso de 10 meses, a devengar la mitad. Al final, ya ni siquiera le ofrecían trabajo.
En el 2010, comenzó a hacer contactos en Colombia y hace un año regresó para montar un hostal en Armenia, Quindío. "El choque ha sido brutal -dice-. En Colombia la gente tiene otra forma de trabajar, uno viene desubicado en cuanto a los trámites que se necesitan para crear empresa y, sobre todo, uno es un sujeto negativo de crédito. Nadie te presta".
Hoy, su negocio está en las últimas por falta de músculo financiero. "Es triste que a los emigrantes, que durante años hemos alimentado este país a través de las remesas, ahora se nos ignore, porque yo en mis épocas de vacas gordas fácilmente enviaba mil dólares mensuales a cambio de nada".
Ahora, lo que envía son unas 15 hojas de vida al mes, se inscribe en todos los portales de empleo que conoce y en todos los cursos del Sena que puede. "Irse es duro, pero le aseguro que volver es peor, aunque no me resigno -comenta-. Más que como un retornado, uno se siente como un expresidiario".
Tienen potencial
"Quienes han vivido fuera llegan con dos competencias muy valiosas: ciudadanas, porque han residido en urbes desarrolladas, con valores culturales y de convivencia altos, y laborales, por la experiencia acumulada", afirma el experto en migraciones de la OIM Samir Puerta.
ALEJANDRO BAENA
Redacción Domingo